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martes, 20 de mayo de 2008

Accidentes caseros (4)

Dice mi hermano que para esconderse de verdad hay que hacerlo debajo de una alfombra. Por ejemplo la alfombra del salón.
La alfombra del salón es una ja-ra-pa —vamos, repite, niño, dilo despacio—, con flecos a los lados, con hilos por todas partes.
Para esconderse de verdad hay que colarse por una grieta (o una arruga) que alguien descuidado haya formado en la alfombra. Hay que cubrirse bien, pegarse al suelo frío, sentir la sangre fría en las palmas de las manos.
Luego hay que esperar a que salga el sol y empiece a calentarnos por encima. Acechar hasta que no se pueda más, y se necesite volver irremediablemente a la luz. Hasta que mamá diga "se ha colado una mosca en casa" y tú salgas de la grieta y ¡zas!, la atrapes de un lengüetazo.

11 pisaron la hierba:

Anónimo dijo...

Me gusta mucho. Gracias, ari
Besos

Anónimo dijo...

¡Buena idea!

Intentaré ponerlo en práctica ; )

Nina

Carlos Frontera dijo...

Delicioso, Arilena. Uno de los cuentos que más me ha gustado de los que te he leído, que ya es decir. El día que publiques un libro, ya tienes un comprador.

Un par de puntualizaciones: reincidencia en el frío: …pegarse al suelo frío, sentir la sangre fría
Cuando dices acerchar, supongo que querías decir acechar.

Pd.- ya te le dije una vez, tu escritura me recuerda a Unai Elorriaga.

Arilena dijo...

Asegúrate, Nina, de que la alfombra es adecuada. Para saberlo sólo hay que ir a la esquina izquierda, arrancar un hilo y estirarlo cogiéndolo con pulgar e índice (sólo pulgar e índice). Si se rompe en menos de lo que tarda una polilla en volar alrededor de una bombilla, no utilices esa alfombra
¡Quémala!
;)

Anónimo dijo...

¡Gracias, Arilena!

Yo es que en realidad lo que tengo más a mano son gusanos, pero imagino que servirá igual, o casi mejor, como se arrastran... ¿no? : )

Arilena dijo...

Lo del frío lo puse a proposito. Quería dejar la sensación esa, de frío, de que se está tranformando en un reptil de sangre fría. Pero lo anoto para una posible corrección, quizás estén demasiado cerca.
Lo de acerchar es un tipo nuevo de acechar: escribir de lado con el ordenador encima de la cama a las 2 de la madrugada (no por voluntad propia, el cuento me obligó, lo juro)
:p

pd.- Ójala algún día mis letras lleguen al papel, pero no hay prisa, no hasta que no sepa hacerlo bien
pd2.- Leí el libro que me recomendaste de Elorriaga. Me dejó una sensación extraña. Me gustaron mucho algunas imágenes pero según iba leyendo tenía el pensamiento de que todo era mentira. No sé si me explico. De todas formas fue una lectura muy agradable.

Arilena dijo...

¿Gusanos? ¡Perfecto!

Leo Zelada dijo...

El lenguaje que utilizas es poético para describir algo cotidiano.

Hank dijo...

Los camaleones frisones holandeses, amén de la policromática cualidad que caracteriza a todos los individuos de la especie, constituyen una genuina raza polimórfica que, además de las habituales técnicas de mimestismo traslúcido, disponen de un precipitador de emociones que les permite adoptar las formas más caprichosas, ora la apariencia de una cuchara, ora la de una mancha de humedad, ora la de un marido de andar por casa, ora la de una línea de sol que entra por la ventana.
Así, del lugar más inesperado puede surgir una lengua veloz y, digámoslo, glotona.

Arilena dijo...

Bienvenido Leo. Estoy de acuerdo en la parte de lo cotidiano pero no tanto en que el lenguaje sea poético. Al menos la idea no es que sea poético, yo lo que pretendo es que sea sencillo.

Arilena dijo...

¡Qué lujo de comentario, Hank! Me recuerda a un cuento de Cortázar, El discurso del oso, no sé si lo conocerás.