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o 1 BUZÓN AGENDA PARA LEER ANDANDO HUELLAS AJENAS LITERATURAENBREVE

jueves, 27 de septiembre de 2007

Olas

De sumar olas de piedra se le quedaron los ojos grandes, muy grandes. Con sumo cuidado tiró del hilo que sobresalía de su uña. Poco a poco se fue descosiendo del todo. Las gaviotas tejedoras son muy raras, pere ese día encontró una barada en la arena.
Dos nubes se rozaron.
El sol creció verde.
Desaparecieron las risas.
Sumaba olas.
Hasta ciento cinco.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Una ballena en el huerto

Porque ¡ay! encontró aquella ballena enterrada en el huerto a medio día, después de escaparse de casa para evitar el castigo que le pondrían por haber estrujado los huevos de las gallinas contra el perro. Sabía perfectamente cual era la planta de perejil de la esquina, y que los tomates no se recogían hasta dentro de un mes, pero aquello que sobresalía entre las lechugas estaba seguro que no era ni siquiera escarola —de pequeño las confundía—, completamente seguro de que no lo era.
Había dado varías vueltas alrededorm luego lo había tocado con cuidado. Era resvaladizo pero tenía aquellos dos salientes que le recordaban a las sardinas que su tío pescaba a finales de verano. Excabó alrededor y tiró de la cola. Una vez la tuvo en brazos —se movía, o sea que no estaba muerta— supo que era una ballena pequeña, de las que salían en los libros del colegio. Creía recordar que las ballenas vivían en el agua así que se acercó al río y la sumergió. La ballena pareció despertar y se revolvió en el agua. Saltó, salpicó, bricó por encima de las piedras y coleteó hacia la tierra. Una vez allí hizo un agujero y se volvió a enterrar.
—Yo sé lo que ví. Era una ballerna de tierra.
—A tú cuarto niño, te he dicho mil veces que no debes mentir.
—Sí mamá.
Y se fue con la cabeza agachada.
Pero iba a volver a comprobarlo.