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o 1 BUZÓN AGENDA PARA LEER ANDANDO HUELLAS AJENAS LITERATURAENBREVE

viernes, 3 de agosto de 2007

Columpios

Dime qué placer oscuro obtienes cuando apoyas una oreja en el poste del columpio —todos los niños allí, balanceándose—. Dime qué escuchas tan atentamente.
¿Quizás el ruido de las cadenas?
—El latido de los fantasmas— dices.
El de los castillos en lo alto de colinas verdes, resonando fuerte el criuk, criuk de las cadenas de los fantasmas entre las paredes de piedra.
¿O acaso mejor nos merendamos los fantasmas fríos, el mío helado? El tuyo sabe a vainilla y yo tengo uno de nata. Al acabar te guardas el palillo en el bolsillo y sigues pegada al poste metálico que sujeta los columpios. Uno de los niños salta y sale corriendo y el asiento de madera se mueve adelante y atrás, tan errático como tus ojos al mirarlo. Ese pedazo de madera vacío pero todavía moviéndose y como resignada vuelves a apoyar la oreja en el poste otra vez y dime —sí, dime— qué placer oscuro obtienes al escuchar el crujido de los columpios. Todos los niños allí, balanceándose.

2 pisaron la hierba:

vagabundo dijo...

parece q laten y cuando chirrian, que se infartan...

Isa Segura B. dijo...

Arilena,
Siempre hay que escuchar el más mínimo detalle, a veces no sólo los fantasmas se balancean (también hay niños que una vez fueron mayores).
Te señalo que tienes algún lapsus ortográfico.
Saludos.