2007/08
Que mueran los juguetes. Y las bombillas. Que se incendien esos bonitos abetos (muertos) con tantos adornos. Masacre de niños en Cortilandia.
Si fuera posible. Si lo fuera o si no.
Que quede sólo la música.
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Andado por Arilena huellas seguidas a las 19:56 4 pisaron la hierba
rastro: Parques públicos
Andado por Arilena huellas seguidas a las 10:47 2 pisaron la hierba
rastro: El sonido de la hierba, Miniaturas, Parques públicos
Andado por Arilena huellas seguidas a las 16:38 0 pisaron la hierba
rastro: Los de la radio, Recién podado
Después de andar siete días a través de boscajes, el que va a Baucis no consigue verla y ha llegado. Los finos zancos que se alzan del suelo a gran distancia unos de otros y se pierden entre las nubes, sostienen la ciudad. Se sube por escalerillas. Los habitantes rara vez se muestran en tierra: tienen arriba todo lo necesario y prefieren no bajar. Nada de la ciudad toca el suelo salvo las largas patas de flamenco en que se apoya, y en los días luminosos, una sombra calada y angulosa que se dibuja en el follaje.
Tres hipótesis circulan sobre los habitantes de Baucis: que odian la tierra; que la respetan al punto de evitar todo contacto; que la aman tal como era antes de ellos, y con largavistas y telescopios apuntando hacia abajo no se cansan de pasarle revista, hoja por hoja, piedra por piedra, hormiga por hormiga, contemplando fascinados su propia ausencia.
Lo que hace a Argia diferente de las otras ciudades es que en vez de aire tiene tierra. La tierra cubre completamente las calles, las habitaciones están llenas de arcilla hasta el cielo raso, sobre las escaleras se apoya otra escalera en negativo, encima de los techos de las casas pesan estratos de terreno rocoso como cielos con nubes. Si los habitantes pueden dar vueltas por la ciudad ensanchando las galerías de los gusanos y las fisuras por las que se insinúan las raíces, no lo sabemos: la humedad demuele los cuerpos y les deja pocas fuerzas; conviene que se queden quietos y tendidos, tan oscuro está.
De Argia, desde aquí arriba, no se ve nada; hay quien dice: —Está allá abajo— y no queda sino creerlo; los lugares están desiertos. De noche, apoyando una oreja en el suelo, se oye a veces el golpear de una puerta.
Andado por Arilena huellas seguidas a las 0:14 1 pisaron la hierba
rastro: Otros jardines
Andado por Arilena huellas seguidas a las 21:40 1 pisaron la hierba
rastro: Parques públicos, Recién podado
Andado por Arilena huellas seguidas a las 11:59 9 pisaron la hierba
rastro: Parques públicos, Premio Diomedea, Recién podado
Andado por Arilena huellas seguidas a las 20:27 0 pisaron la hierba
rastro: El sonido de la hierba, Miniaturas, Recién podado
Andado por Arilena huellas seguidas a las 23:14 3 pisaron la hierba
rastro: El sonido de la hierba, Recién podado
Y todo el mundo:
¿Y el pie?
¿Cómo te va?
¿Qué te pasó? (algún despistado)
Pues, señores, sí, mi pie.
Ahí está, como quien dice, creo que unido a la pierna.
Cuando no tiene sueño se queda quieto, como un perro negro de lanas.
Hoy le puse un cuenco con agua fresca.
Y galletas.
Y turrón.
Por ver si recupera el apetito, mi pie.
Andado por Arilena huellas seguidas a las 0:35 1 pisaron la hierba
rastro: El sonido de la hierba, Miniaturas, Parques públicos
Andado por Arilena huellas seguidas a las 13:37 1 pisaron la hierba
rastro: El sonido de la hierba, Miniaturas, Recién podado
Andado por Arilena huellas seguidas a las 12:03 0 pisaron la hierba
rastro: El sonido de la hierba, Los de la radio, Recién podado