tag:blogger.com,1999:blog-7537993308475589862024-02-07T04:16:44.704+01:00No se pisa la hierbaRelatos cortados con el cortacéspedAna Pino-Blancohttp://www.blogger.com/profile/10652477054908499321noreply@blogger.comBlogger127125tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-5013631047934990372012-11-24T00:35:00.000+01:002012-11-24T00:43:36.434+01:00Se oye un rítmico puf puf de fantasmas paridos<br />
<div style="text-align: justify;">
Esperamos detrás de la puerta.</div>
<div style="text-align: justify;">
―Silencio― me dice Silvia.</div>
<div style="text-align: justify;">
Saca la daga. Cada vez estoy más nervioso, sin saber cómo pararla. Agarro su brazo. Ella tira hacia atrás.</div>
<div style="text-align: justify;">
—No tengas miedo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pero no tengo miedo.</div>
<div style="text-align: justify;">
También saca el frasquito y echa dos gotas sobre la daga.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Ya verás —dice—, será rápido.</div>
<div style="text-align: justify;">
Abre la puerta de golpe.</div>
<div style="text-align: justify;">
Allí están, cubiertos por sábanas blancas.</div>
<div style="text-align: justify;">
―¿Pero qué...? ―oigo la voz del abuelo cuando ve la daga.</div>
<div style="text-align: justify;">
Podría gritarle a Silvia pero entonces recuerdo que me ha prometido un beso. “Sólo son fantasmas” pienso, mientras la veo hermosa, matando a mi familia.</div>
Ana Pino-Blancohttp://www.blogger.com/profile/10652477054908499321noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-72782402021865119472009-01-30T00:49:00.004+01:002009-01-30T01:09:42.736+01:00Ático. Jardín.<div style="text-align: justify;">Un mañana, ese niño pequeño con ojos vivaces sube al ático y busca su maleta. No la debería haber guardado tanto tiempo, piensa al arrastrarla y sentarse delante. Pero no la abre. El niño de ojos astutos se inclina sobre la maleta pequeña, de cuero, llena de pegatinas de colores que su abuelo le dejó como herencia. Pega la oreja esperando escuchar un leve latido.<br />Espera y espera, cruzando los dedos, <span style="font-style: italic;">deseando</span> que todavía esté vivo. Casi ha dejado de escuchar todo lo demás. Los pájaros que se inclinan hacia el cristal de la ventana, el ruido de algún que otro coche perdido en la calle cercana, los perros del patio. Se centra en escuchar dentro de la maleta mientras pasa la mañana, el mediodía y la tarde.<br />Cuando ya está todo oscuro se levanta tembloroso y se frota las manos. Hace frío, piensa. Acaricia la cerradura de la maleta pero no la abre. No debe. Luego la baja al jardín, con cuidado, como si todavía en la maleta hubiera algo vivo.<br />El niño de ojos vivaces encuentra pronto una pala en el cobertizo y empieza a cavar. Arrastra la maleta hasta el agujero cuando ha terminado y luego vuelve a taparlo todo.<br />Cada noche baja al jardín<br />Cada noche pega su oreja a la tierra y escucha.<br />Todavía tiene esperanza.<br />Hoy, por fin, ha escuchado el latido.<br /></div>Unknownnoreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-67440449463119268822008-12-29T11:53:00.001+01:002008-12-29T11:55:13.721+01:00Cocodrilo (fragmento)<div style="text-align: justify;">El cocodrilo había crecido, de eso estaba seguro. Se había acomodado debajo de nuestra cama, entre unos cojines de lana roja que Sarah se había traído de casa de su madre. Traté de sacarlo. Era ahora ya casi tan largo como mis piernas pero lo único que logré fue que abriera la boca con una sonrisa malévola, me enseñara los dientes y con un movimiento de la cola, se internara entre el montón de cojines como si estos no fueran nada más que un lago de color rojo.<br /></div>Unknownnoreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-71450655353599248582008-12-22T11:06:00.007+01:002008-12-22T11:45:36.513+01:00Tafonomía<div style="text-align: justify;">El esqueleto de dinosaurio estaba en aquella playa, enterrado bajo la arena. No me quedaba ninguna duda. Había pasado tardes y tardes en el museo, embobado con todos aquellos fósiles y podía decir con toda seguridad que lo que había debajo de la arena también lo era.<br />Esperé a que las condiciones fueran las adecuadas. La marea estaba a punto de subir y dejaría nuevos sedimentos.<br />Con una pala rodeé el contorno de aquel hueso que tendría más o menos mi altura, y lo fuí desenterrando poco a poco. Cuando por fin conseguí sacarlo de la arena lo observé de cerca. Estaba perfecto. Tendría más de setenta millones de años pero todavía podían apreciarse los detalles, los surcos de los vasos sanguíneos en los extremos y la herida que había dejado un cuerno en alguna pelea.<br />Arrastré el hueso por la arena hasta el agua. Tenía que asegurarme de que nadie encontrara el yacimiento, se pusieran a excavar, lo desenterrara y acabaran por estropearlo todo.<br />Ahora ya sólo quedaba asegurarme de que el hueco que había dejado el hueso era suficientemente grande. Me tumbé dentro y comencé a cubrirme con la arena. Podía notar la conexión con los demás huesos en mis pies, en mi cabeza.<br />"Las condiciones de fosilización son excelentes" pensé unos segundos antes de hundirme por completo, notando ya la arena húmeda a mi alrededor, y que la marea, por fin, había subido.<br /></div>Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-59056410416724670102008-11-21T14:55:00.001+01:002008-11-21T14:57:34.463+01:00En el Ártico<div style="text-align: justify;"><span style="font-weight: bold;">Mientras, me abalanzo sobre ella</span> para que aquel oso polar no la devore, como ha hecho con mi novia anterior. Porque tenía claro que me quería casar en el Ártico con los invitados entremezclados con pingüinos y focas.<br />Mi novia me había mirado desde el fondo del inmenso abrigo que le cubría con pelusa su deliciosa naricilla. Casi dijimos “sí, quiero” pero el oso se la ha llevado a rastras.<br />Como ya no hay nada que pueda hacer, aunque ella sigue gritando desde lejos, miro disimuladamente a los invitados, buscando alguna naricilla menuda y tierna que asome entre la pelusa acolchada del gorro polar. </div>Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-2233292858483453812008-11-10T18:36:00.003+01:002008-11-10T18:44:45.482+01:00Relatos en cadenaEsto es lo que dicen:<br /><br /><div class="texto">Este libro es el resultado de cuarenta y tres martes de relatos radiofónicos y de una cuidada y exigente selección que nos deja en papel unos textos que afirman, con la fuerza de su calidad, que la ficción y la radio han vuelto a encontrarse y que el idilio puede ir para largo.<br /><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://www.alfaguara.santillana.es/upload/portadas/2008/978-84-204-7453-3.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 180px; height: 310px;" src="http://www.alfaguara.santillana.es/upload/portadas/2008/978-84-204-7453-3.jpg" alt="" border="0" /></a><br />Yo me conformo con la sensación de estar ahí, <span style="font-style: italic;">escogida</span>, de entre los muchísimos cuentos que les llegaban todas las semanas.<br /><br />Para <a href="http://www.alfaguara.santillana.es/upload/primeraspaginas/978-84-204-7453-3.pdf">leer el ganador y el prólogo </a><br />Para <a href="http://www.alfaguara.santillana.es/libro/relatos-en-cadena/1345/">leer la nota en la web de Alfaguara</a><br /><br /></div> <blockquote></blockquote>Unknownnoreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-67421360452082834392008-10-31T00:17:00.004+01:002008-10-31T00:24:32.094+01:00Porcelanas<div style="text-align: justify;">No es que no te quiera, amor —le digo a veces—. Es que me pone nerviosa que te comas la taza de té al acabar.<br /></div><div style="text-align: justify;">Quizás es por eso por lo que me mira y sonrié tanto cuando, por cada cumpleaños, le compro un juego nuevo de porcelanas chinas.<br /></div>Unknownnoreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-4809574106465724132008-10-21T21:50:00.002+02:002008-10-24T15:49:41.772+02:00Migraciones, regresos<div style="text-align: center;"><div style="text-align: justify;">Los escarabajos, dicen, no migran. Son pequeños y duros, resistentes. Sobre todo los que tienen cornamenta.<br />—¿Dónde vas con eso? —susurraría alguien en algún corrillo.<br />Por eso, y no por otra cosa, prefieren quedarse en casa, debajo de una corteza o de un banco de madera despintado o incluso pueden meterse debajo de la gorra que un niño haya tirado al suelo para ir a jugar al fútbol.<br />Cuando el niño vuelva pondrán su mejor cara de asustar, para que el niño suelte la gorra y corra hacia su madre.<br />—Mamá, hay un ciervo debajo de mi gorra —dirá.<br />Y la madre, que hablaba con otra madre —o con varías madres a la vez— dirá que es hora de volver (de migrar) hacia casa y darse un baño caliente.<br />Los escarabajos, cuando sea invierno y fuera no haya más que blanco, dejarán que sus niños, ya algo crecidos, practiquen sus clases de pintura en las paredes de tela.<br /></div><br />. . . . . . . . . . .<br /><br />Vuelve el Premio de Relato Mínimo Diomedea. Pincha en la imagen para leer las bases:<br /></div><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://alasdealbatros.blogspot.com/2008/10/convocatoria-del-iv-premio-de-relato.html"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoLZDtUh7FfRm1cyqejTJjBSgan7n-fnD-rtlZoDiH_cMLx2fWrof4Tw7JYtZ4UPiMpsArJBZpSlCwI3AvDa7kcLJmnMw_87pRhRzcMdnQxV8P5SihyphenhypheniaaIdVhg715QFheT4gvo3EOKZ8/s200/monumento2albatros.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5259692342318083330" border="0" /></a>Unknownnoreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-75823069954315645442008-10-16T00:03:00.003+02:002008-10-16T00:29:52.001+02:00El agua desde arriba<div style="text-align: justify;">Levanta la tapa de la pecera para mirar el agua desde arriba. Se sacude los restos de confeti que le han quedado en el pelo con la mano, y uno de ellos cae al agua. Hay peces azules, naranjas, y blancos, lo que más. También ha visto uno de esos peces aspiradora, tan locos como su madre por dejarlo todo limpio, limpio.<br />―Es curioso lo de los elefantes ―escucha decir a alguien.<br />Los demás se han sentado en torno a la tele, y Sara pasa con las manoplas puestas, a punto de sacar la tarta del horno, deja sobre la mesa una cubitera y una jarra y se esfuma corriendo hacia la cocina.<br />Los peces siguen de una esquina a otra, ondulando como una lámina de papel albal bajo el agua. En cuanto pueda apartar la vista de los peces, se girará hacia la mesa y cogerá los hielos. Irá vaciando todos los cubitos sobre el agua. Cuando pueda apartar la vista de los peces, piensa. Al fondo, alguien hablará de la longitud de los agujeros de gusano.<br /></div>Unknownnoreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-68006007909392382852008-09-19T01:58:00.003+02:002008-09-19T02:04:12.071+02:00Lo dice un cuentista...<span style="font-size:130%;">Julio Cortázar</span><br /><br /><div style="text-align: justify;"><blockquote>Un cuentista es un hombre que de pronto, rodeado de la inmensa algarabía del mundo, comprometido en mayor o menor grado con la realidad histórica que lo contiene, escoge un determinado tema y hace con él un cuento. Este escoger un tema no es tan sencillo. A veces el cuentista escoge, y otras veces siente como si el tema se le impusiera irresistiblemente, lo empujara a escribirlo. En mi caso, la gran mayoría de mis cuentos fueron escritos -cómo decirlo- al margen de mi voluntad, por encima o por debajo de mi conciencia razonante, como si yo no fuera más que una médium por el cual pasaba y se manifestaba una fuerza ajena.[...]<br /><br />[...]A mí me parece que el tema del que saldrá un buen cuento es siempre excepcional, pero no quiero decir con esto que un tema debe ser extraordinario, fuera de lo común, misterioso o insólito. Muy al contrario, puede tratarse de una anécdota perfectamente trivial y cotidiana. Lo excepcional reside en una cualidad parecida a la del imán; un buen tema atrae todo un sistema de relaciones conexas, coagula en el autor, y más tarde en el lector, una inmensa cantidad de nociones, entrevisiones, sentimientos y hasta ideas que flotaban virtualmente en su memoria o su sensibilidad; un buen tema es como un sol, un astro en torno al cual gira un sistema planetario del que muchas veces no se tenía conciencia hasta que el cuentista, astrónomo de palabras, nos revela su existencia. O bien, para ser más modestos y más actuales a la vez, un buen tema tiene algo de sistema atómico, de núcleo en torno al cual giran los electrones; y todo eso, al fin y al cabo, ¿no es ya como una proposición de vida, una dinámica que nos insta a salir de nosotros mismos y a entrar en un sistema de relaciones más complejo y más hermoso?[...]<br /><br />[...]Y ese hombre que en un determinado momento elige un tema y hace con él un cuento será un gran cuentista si su elección contiene -a veces sin que él lo sepa conscientemente- esa fabulosa apertura de lo pequeño hacia lo grande, de lo individual y circunscrito a la esencia misma de la condición humana. Todo cuento perdurable es como la semilla donde está durmiendo el árbol gigantesco. Ese árbol crecerá entre nosotros, dará su sombra en nuestra memoria.<br /><br /></blockquote></div>Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-76495822339638220272008-09-12T13:45:00.003+02:002008-09-14T23:30:45.724+02:00Nuestro alcalde<div style="text-align: justify;"><span style="font-weight: bold;">Cuando el alcalde se acercó al cañón, supimos que deberíamos convocar elecciones. </span>Estabamos en la plaza, esperando al pregón de las fiestas. El alcalde se retrasaba según la costumbre. Fue extraño verle salir del coche oficial con unas mallas azul y amarillo, como de superhéroe, y un casco bajo el brazo.<br />―Queridos ciudadanos... ―comenzó diciendo.<br />No terminó la frase. Se nos quedó mirando, seguramente asombrado por el impecable silencio que se había hecho a su alrededor. Se encajó el casco y se deslizó dentro del cañón después de pedirme que le prestara el mechero. Yo ―como todo buen teniente de alcalde debe hacer― me ofrecí a encender la mecha yo mismo.</div>Unknownnoreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-60905980703146756842008-09-09T12:23:00.005+02:002008-09-09T12:29:59.714+02:00Vuelve el concurso de microrrelatos de Escuela de EscritoresEsta es la frase de inicio:<br /><blockquote style="font-weight: bold;">"Cuando el alcalde se acercó al cañón, supimos que deberíamos convocar elecciones"</blockquote><div style="text-align: justify;">100 palabras más máximo. Y enviarlo <a href="http://escueladeescritores.com/concurso-cadena-ser">aquí</a> para participar antes de las 12:00 del viernes.<br /></div>Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-74198980708904871802008-08-21T01:48:00.006+02:002008-08-31T23:22:03.518+02:00Algo de comer<div style="text-align: justify;">Se ha escondido en mi garaje, entre las bicicletas y los tubos para montar el toldillo del jardín. Apenas habla y a veces le escucho salir a escondidas por las noches. Yo le suelo preparar algo de comer y se lo dejo junto a la puerta, por si tiene hambre y quiere salir. Sé que es inútil, pero aún así lo sigo intentando.<br />Me lo ha contado ―sí, me ha contado por qué se oculta― y me ha dicho que tiene miedo. De momento sólo roba piezas pequeñas, como los tubos de escape y las juntas de los motores. Y llega con la cara negra, tendré que recordar bajarle una toalla la próxima vez.<br />―Sólo cosas pequeñas ―me dijo con la boca llena cuando le encontré con un limpiaparabrisas en la mano, todavía a medio masticar.<br />Sólo cosas pequeñas, eso me asSólo cosas pequeñas, eso me asegura. Me pregunto si sabe que después ya no podrá calmar su hambre sólo con los limpiaparabrisas o los retrovisores y necesitará el coche entero. Y luego quizás empiece con los autobuses y los camiones. Lo que no sé es qué irá después, hace días que trato de no salir de casa.egura. Yo sé que no, que luego necesitará el coche entero. Y empezará con los autobuses y los camiones.<br /></div><div style="text-align: justify;">Cuando hoy he bajado a hacerle compañía me ha ofrecido un delicioso pedazo de neumático. He tratado de recordar porqué no salgo de casa desde hace dos semanas.<br />Trato de concentrarme en esa razón mientras cojo la tuerca que me ofrece y me la llevo a la boca.<br />—Tendré que volver a dejar la luz del porche encendida ―me digo, mientras cojo la segunda tuerca y mastico despacio.<br /></div>Unknownnoreply@blogger.com13tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-38776407363302141082008-08-07T17:50:00.004+02:002008-08-07T18:15:11.696+02:00The white cliffs<div align="justify"><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjf1ErGxXrZDw8JpWt-cAxZ9HoWeagPWd043NoeYPVXb1gaW1QzS0ZGqsilXHkghCr5YwpHhGHMFuzIBnQiTsYMn8PzzSBxUL_JHXzP_Sp5JfSkAd3_nMLCSSyba6ezUo6beVBEtMUriBA/s1600-h/HPIM1142.JPG"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjf1ErGxXrZDw8JpWt-cAxZ9HoWeagPWd043NoeYPVXb1gaW1QzS0ZGqsilXHkghCr5YwpHhGHMFuzIBnQiTsYMn8PzzSBxUL_JHXzP_Sp5JfSkAd3_nMLCSSyba6ezUo6beVBEtMUriBA/s200/HPIM1142.JPG" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5231807781406740818" /></a>―¿Quién pinta los acantilados de blanco? —le preguntas a ese niño sentado en la arena, debajo del arco.<br />Él te mira. Comprende.<br />—Sólo te puedo decir que lo hacen por la noche —dice, y vuelve la cara hacia el mar, otra vez.</div>Unknownnoreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-84537187987723816802008-07-30T21:56:00.002+02:002008-07-30T22:27:01.252+02:00Frambuesas<div style="text-align: justify;">Mamá siempre se lleva el enorme cuchillo que utiliza para trocear la carne cuando sale a pasear a los perros. Lo esconde en el bolso y luego ata a los perros en las correas. También coje la cesta. En cuanto llega a los árboles suelta a los perros y nos saluda con la mano.<br />Al volver nos trae frambuesas. Nosotros las devoramos con gusto. Son jugosas y rojas, muy rojas. Puede que por eso se lleve el cuchillo, para traernos la cesta llena de frambuesas. Aún así nunca hemos sabido por qué uno de los perros vuelve siempre cojeando y al llegar a casa se tumba en una esquina, lo más lejos posible de mamá, para lamerse una herida profunda en el cuello.<br /></div>Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-13834049460012993732008-07-28T13:38:00.004+02:002008-07-28T13:57:28.932+02:00The Dark Knight<span style="font-weight: bold;">The Joker:</span><br />"You won't kill me out of some misplaced sense of self-righteousness...and I won't kill you because...you're just too much fun."<br /><br /><span style="font-weight: bold;">The Joker:</span><br />"See, I'm a man of simple tastes. I like gunpowder...and dynamite...and gasoline! Do you know what all of these things have in common? They're cheap!"<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Harvey Dent:</span><br />"The famous Bruce Wayne. Rachel's told me everything about you."<br /><span style="font-weight: bold;">Bruce Wayne:</span><br />"I certainly hope not. "<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Alfred:</span><br />"I suppose they'll take me in as well, as your accomplice. "<br /><span style="font-weight: bold;">Bruce Wayne:</span><br />"Accomplice? I'm going to say the whole thing was your idea."<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Alfred:</span><br />"Were you mauled by a tiger?"<br /><span style="font-weight: bold;">Bruce Wayne:</span><br />"It was a dog... "<br /><span style="font-weight: bold;">Alfred:</span><br />"Huh?"<br /><span style="font-weight: bold;">Bruce Wayne:</span><br />"It was a big dog!"<br /><br /><span style="font-weight: bold;">The Joker:</span> [to Batman]<br />"We really should stop fighting, we'll miss the fireworks!"<br /><br /><br /><div style="text-align: justify;"><br /><span class="postbody"><span style="color: rgb(0, 0, 0);"><br /></span></span><div style="text-align: right;"><span class="postbody">THE DARK KNIGHT (2008)<br />Dir. Cristhopher Nolan<br /></span><span class="postbody"></span></div></div>Unknownnoreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-61281247589979991922008-07-15T23:44:00.001+02:002008-07-16T00:20:13.024+02:00Fallo del XX Jóvenes Creadores 2008 del Ayuntamiento de Madrid<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOUiwu8z9z3nxO79NhyphenhyphenwrqpGZRu3m-hXL6uqejeAmig3RiIsj3dPeAPf3UyeUUdJ0eCt_4M0CEKP0wjJGWy-sbQ-oCWSUWJLKYYsEH_67YyrrkIZjnDTQBTqynmGKAJ86mzGM6bXOEbfA/s1600-h/galeria-01-QueRisa1.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOUiwu8z9z3nxO79NhyphenhyphenwrqpGZRu3m-hXL6uqejeAmig3RiIsj3dPeAPf3UyeUUdJ0eCt_4M0CEKP0wjJGWy-sbQ-oCWSUWJLKYYsEH_67YyrrkIZjnDTQBTqynmGKAJ86mzGM6bXOEbfA/s200/galeria-01-QueRisa1.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5223366714830997602" border="0" /></a><br />Pulsen. Pulsen <a href="http://files.openomy.com/public/Arilena/RelacinPremiados2008.pdf">aquí</a>...Unknownnoreply@blogger.com25tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-52774267157335507372008-07-07T22:42:00.004+02:002008-07-08T09:09:11.253+02:00Guías imprescindibles<div style="text-align: justify;">El libro había quedado sobre los papeles del envoltorio, en la mesa de la cocina. Ella le había dado el paquete y luego se había escabullido sigilosamente hacia la puerta. Había susurrado un leve adios.<br />Por eso ahora él miraba fijamente el libro, los papeles y las copas vacías sobre la mesa. Y después de un rato seguía sin entender.<br />—Guía canina para la supervivencia ―se leía en letras grandes y blancas sobre la portada—. Volumen 1: Vida en la ciudad de los gatos.<br /></div>Unknownnoreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-18814221081976495482008-06-30T13:34:00.000+02:002008-06-30T13:35:31.992+02:00El gato de la maleta (VI)<div style="text-align: justify;"></div><blockquote><div style="text-align: justify;">La tercera vez —la última— no debimos haber abierto la maleta. No había pasado demasiado tiempo. Víctor volvía por un fin de semana y se traía una compañera de clase. No perdió tiempo en presentárnosla.<br />―Maika ―dijo y nos señaló―, estos son Pedro y Valentín.<br />Yo me sonrojé un poco al darle dos besos. Ahora reconozco que quizás no debí contarle la historia de la maleta porque ―de eso estaba seguro― nunca debimos abrirla aquella vez.<br />Preparamos una merienda en el campo. También era un día caluroso, de lagartijas en las piedras, y mientras Maika recogía un par de piedras lo suficientemente gordas como para sujertar el mantel, nosotros nos miramos. Esperamos unos segundos.<br />―¿Y la maleta? ―dijo Víctor.<br /></div></blockquote>Unknownnoreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-49055636518813715012008-06-21T01:22:00.004+02:002008-06-21T01:27:55.326+02:00El gato de la maleta (V)<div style="text-align: justify;"></div><blockquote><div style="text-align: justify;">[...] Entonces —debía ser tarde, ya no quedaban pájaros—, vimos como el gato sacaba una pata por entre las tapas y tocaba, rozaba apenas, la tierra de debajo. Nos debimos de quedar mudos. Escuchamos como erizaba el pelo y sacaba las uñas y como luego volvía al interior de su maleta —porque era <span style="font-style: italic;">su</span> maleta— sin más aspavientos, sin que el mundo hubiera cambiado en absoluto. Aún así nos apresuramos a encerrarlo allí dentro, de golpe.<br />—Nunca más —nos dijimos.<br />Luego Víctor cargó su equipaje en el coche y Pedro volvió a casa. Yo todavía me quedé un rato más, pensando en el abuelo. [...]<br /></div></blockquote>Unknownnoreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-59274080030778890472008-06-17T18:58:00.002+02:002008-06-21T01:27:09.382+02:00El gato de la maleta (IV)<div style="text-align: justify;"><blockquote>[...] ―Quiero verlo.<br />Dijo eso. No dijo me gustaría verlo o quizás podríamos abrirla y mirar dentro. Quería volver a verlo así que apoyamos la maleta en el suelo, deslizamos los cierres metálicos hacia arriba que se abrieron con un clic suave y asomamos los ojos en aquel pequeño lugar oscuro desde donde ―sabíamos, ya lo sabíamos― el gato no había dejado de mirarnos desde el principio. La dejamos entreabierta y nos sentamos en torno a ella toda la tarde. Bromeamos sobre la novia de Pedro, quedamos en reparar la cabaña del árbol, nos acordamos del abuelo, de la tarde caliente cuando murió y luego nos quedamos en silencio mirando la maleta. Habíamos puesto un palo entre las tapas para que no se cerrara del todo. Y mirábamos —realmente nunca supimos cuanto tiempo habíamos pasado mirando aquella maleta vieja, tumbada en la hierba— tratando de escuchar como el gato maullaba desde dentro. [...]<br /></blockquote> </div>Unknownnoreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-82928652215729501642008-06-16T13:48:00.006+02:002008-06-16T13:55:54.678+02:00Un año<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2kZfVkjHk_CcDlk8ymssH-vbRYfRhWognXOO-JMHB17pZwsvh8lpdhwDJISgxiqr5Kgix57w9BSttrpDhisqtewk5w6OvZ62cPlyf1PAzeJTmG5K01E3rciif_jF7sZjO2pRUZn01Bu8/s1600-h/VELA_LED.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2kZfVkjHk_CcDlk8ymssH-vbRYfRhWognXOO-JMHB17pZwsvh8lpdhwDJISgxiqr5Kgix57w9BSttrpDhisqtewk5w6OvZ62cPlyf1PAzeJTmG5K01E3rciif_jF7sZjO2pRUZn01Bu8/s200/VELA_LED.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5212445185564397490" border="0" /></a><br /><div style="text-align: justify;">Pues eso, este jardín cumple un añito. Nunca hubiera pensando que podría mantenerlo tanto tiempo, yo que soy de naturaleza vaga. Pero me alegro. Me alegra saberos al otro lado (o escondidos entre la hierba). Me alegra tener la oportunidad de haberos conocido en vuestros blogs y a algunos en persona.<br />Blogger dice además que esta es la entrada 107. Y el contador verde dice que en un año más de 12.000 personas se han pasado por aquí.<br />Por ello, gracias.<br /></div>Unknownnoreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-2361562510047009762008-06-08T21:11:00.004+02:002008-06-08T21:25:38.258+02:00Accidentes caseros (5)<div style="text-align: justify;">—Pon el plato de postre en su sitio —le dijo su madre—, si quieres tarta otro día.<br />Pero cuando se acercó al lavavajillas ―el hermano mayor lo había dejado abierto, enseñando las fauces― cayó dentro y la puerta se cerró detrás de él.<br />Se tapó la nariz y aguantó la respiración todo lo que pudo. Al salir la ropa le había encogido y tenía los calcetines del color de la camiseta. Aún así buscó a su madre.<br />—No quiero nunca más tarta de chocolate —le dijo―. El próximo día cómprala de fresa.<br />Luego subió corriendo a su habitación, orgulloso, imaginando que había sido un león quien le había mordido en el brazo.<br /></div>Unknownnoreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-79820256162801760132008-06-07T11:00:00.002+02:002008-06-21T01:27:35.662+02:00El gato de la maleta (III)<div style="text-align: justify;"><blockquote>[...]—Asomaros, venga, que no muerde —nos decía el abuelo.<br />Abrió la maleta despacio, como cuando se abre un tesoro al que la luz puede hacer daño, y nosotros nos inclinamos sobre el borde, de puntillas, apoyando las manos en la cama, con aquella sensación de tener un nudo recién apretado en algún lugar del pecho. Fue cuando vimos a ese gato pequeño, encogido en una esquina.<br />Y cuando volvimos a abrir la maleta, el día en que Víctor se marchó a estudiar fuera, el gato seguía exactamente en el mismo lugar. Estaba allí agazapado, pequeño —pero no era un cachorro, eso siempre lo supimos—, maullando bajito para no alertar al mundo más allá de la maleta. Tenía los ojos muy grandes, muy negros, y una mancha pelirroja sobre el lomo blanco.<br />—¿Quién se lo queda? —preguntó Víctor mirándome a mí.<br />Pero ya lo sabíamos todos, como si fuera algo pactado de antemano tenía que ser yo quien se quedara con la maleta. Al menos hasta que volvieran, hasta que nos viéramos todos otra vez. Entonces Víctor, acercándose más a nosotros, bajo la voz y dijo aquello.[...]</blockquote></div>Unknownnoreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-753799330847558986.post-54030934657928752082008-06-04T09:57:00.005+02:002008-06-21T01:26:35.270+02:00El gato de la maleta (II)<div style="text-align: justify;"><blockquote>[...]—Pero abuelo... —parecía que estábamos a punto de decir, y no llegábamos a atrevernos.<br />—¡La maleta! —nos volvió a gritar.<br />Pedro y yo cogimos cada uno por un lado y la dejamos encima de la cama, al lado del abuelo.<br />—¿Sabéis lo que hay dentro? —nos preguntó inclinándose hacia delante, bajando la voz hasta hacerla casi un susurro.<br />Luego sonrió al ver que movíamos la cabeza asustadsuos porque lo único que sabíamos de aquella maleta era lo que la abuela gritaba cuando el abuelo llegaba de algún viaje.<br />—Esa maleta vieja —decía— parece que lleves muertos en ella.<br />Pero no, no había ningún muerto. Aquel día caliente y amarillo —veinte minutos antes de que el abuelo muriera— fue la primera vez que vimos al gato de la maleta. Luego, sólo lo veríamos dos veces más en toda nuestra vida.[...]<br /></blockquote></div>Unknownnoreply@blogger.com6