El pez
Me miraste, dudando, como con cara de culpa, al sacar del calcetín el pececito de colores que me habías prometido. Estaba muerto pero aún así lo pusimos en la pecera nueva y lo seguimos mirando cuando se deslizó hacia el fondo, hasta casi tocar con la aleta una de las casitas de plástico.
0 pisaron la hierba:
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