Ahora estaba leyendo
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca. [...] En lo alto dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.
JULIO CORTÁZAR
Final del juego
Estaba leyendo y me he sobresaltado al sentir el libro latir debajo de mis dedos. Lento, acompasado. Me he quedado escuchando y luego he seguido. Sienta bien saber que por un momento he llegado a pensar que era el libro el que estaba vivo.
2 pisaron la hierba:
Y en verdad era el libro el que palpitaba ante la caricia de la mirada...
Saludos.
Los libros piensan, tienen un azogue por detrás, laca de espejo. Y se embadurnan con el tiempo que dejamos caer entre sus páginas, respirando con nosotros, leyéndonos.
Un placer encontrar este rastro de palabras florecientes
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