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o 1 BUZÓN AGENDA PARA LEER ANDANDO HUELLAS AJENAS LITERATURAENBREVE

sábado, 26 de enero de 2008

El invento

No funcionó.
Mira con desdén hacia la vaca que rumia en la esquina de su laboratorio.
—No lo entiendo —se repite mientras repasa mentalmente las fórmulas.
Los ministros, la nube de fotógrafos y todo para qué, piensa.
Una alarma le avisa de que es hora de ordeñarla. Se remanga la bata y alcanza uno de los cubos que tiene por el laboratorio. Hacia la mitad, de la leche empiezan a salir sonidos. La quinta de Beethoven para ser exactos.
—¡No, ahora no!—grita—. ¡Cállate!
Pero cada vez va sonando un poco más fuerte.
—¡Cállate! —dice mientras tira la leche por el desagüe—. Cállate, por favor.

8 pisaron la hierba:

Marina Culubret Alsina dijo...

Hay músicas que a veces nos hacen poner de mala leche...pero la quinta...no! por favor...! :-)
Una agradable sorpresa descubrir tu blog i felicitaciones por el Diomedea...!
Saludos entre cinco líneas,

Arilena dijo...

No se trata de que sea la música quien le pone de mala leche es más bien que al final lo ha conseguido, tiene lo que quería y es tan perfecto que hasta suena la quinta (¡no quiera Beethoven que alguien se ponga de mala leche con la quinta!). Pero lo ha conseguido demasiado tarde...

Gracias por la visita y se bienvenida a este jardincito. Al fondo encontrarás sillas y mantas (si prefieres sentarte sobre el césped directamente)

Hank dijo...

Lo tuyo anda, o sea, funciona ya. Con tus veinte años, al final lo harás volar.
Quisiera estar ahí para verlo.

Carlos Frontera dijo...

Clap clap clap!! (esto pretende ser la onomatopeya de un aplauso).
No hay duda de que tienes talento para el cuento, los relatos tuyos que he leído (confieso que no todos, sólo unos pocos) tienen, a mi entender, dos grandes virtudes: la sorpresa final y que sea el lector quien complete la historia. Además utilizas un lenguaje sencillo en apariencia, sin adornos, pero tremendamente eficaz.
Es el tipo de literatura que me gusta.
En este cuento en particular, tal vez encuentre algo desmedida la frustración que desprende ese último ruego-súplica del protagonista, porque, aunque tarde, como tú dices, ha logrado algo insólito que puede volver a repetir, con lo que no lo veo como un fracaso, sino como un triunfo postergado.

Anónimo dijo...

Yo también soy aficionado a los de la Ser :)

Coincido con el compañero, tus cuentos son muy sugerentes. Un saludo.

Arilena dijo...

hank, no hay prisa. Yo no la tengo al menos. Si hay algo que tengo muy claro es que todavía no soy más que una aprendiza en esto de juntar letras.

Y como bien dice el viajero el cuentito este tiene un final quizás demasiado forzado (la frustración del inventor no debería ser tanta) pero no pretende ser más.
... y además en la Ser no te dejan más palabras, jop. Es que escribir para los de la radio ya es casi una adicción.
Un saludo barquero

Sergi Bellver dijo...

Te guardaré el secretito de la leche que canta (allí eran villancicos), porque tú le has dado otro punto de vista. A ver cuando cambia eso de "repetidamente finalista" en la radio. Que sepas que desde hace una semanas, cada martes me pongo la SER a las 10.30h, y sé que no tardaré mucho en escucharte al teléfono...

Un besazo.

pd. mañana concreto "aquello", lo sé, lo siento, soy lo peor, pero no di abasto estos días.

Arilena dijo...

Shhh... no se lo digas a nadie.
Estuve releyendo el otro día (ese y El valor y La dura realidad)y por aquello del no funcionó fue la primera idea que se me vino a la cabeza.

Pero el sabio profesor, desconsolado y todo, es un hombre tranquilo, persistente, muy curtido en las adversidades. En más de veinte años de carrera, el sabio profesor ha inventado muchísimas cosas. Ha inventado cosas como el jersey que aplaude en la oscuridad, el buzón que le ladra al cartero, los besos con muletas, el acuario de luto o el loro transparente que pronuncia palabras anfibias, subido en una percha de piedra pómez.

Y al hilo de los libros digitales, otra cosa que nunca podrán tener es eso que muchas veces me pasa que, a punto de dormir, tengo que levantarme, asomarme a la estantería y encontrar un libro para releer una frase (o un cuento) y luego poder poner ese libro debajo de la almohada, con la mano sobre la cubierta y dormirme.

Abrazos con nata.

PD: No te preocupes por "aquello" que si empiezas a hacer tantas cosas juntas vas a necesitar clones para poder con todo ;)